domingo, 27 de marzo de 2011

Villarejo de Fuentes


Villarejo de Fuentes es una villa manchega enclavada en el centro de la sierra de almenara, en la Comarca de la Mancha, a unos 43 kms de Tarancón.
En sus orígenes, Villarejo de Fuentes fue llamado Fuentes, y era uno de los más destacados en la comarca conquense. Gracias al convento de jesuitas, el vocabulario de los villarejeños era uno de los más ricos y bien hablados de toda Castilla. El pueblo de Villarejo pertenecía al marquesado de Villena.
Destaca por la casa señorial de don Gil de Albornoz (Casa de Gallo), construcción entre medianerías y tres alturas, del s.XV, con portada de arco de medio punto adovelado y rejería; la ermita de la Soledad, con interesantes decoraciones barrocas y elementos constructivos del s.XVIII; y la iglesia parroquial de Santa Mª Magdalena, también del s.XVIII, reformada en el XX, con una cúpula octogonal en el ábside y una portada con escudo de Carlos III. Pero es en la margen derecha del río Záncara donde se encuentra el conjunto monumental más relevante de esta población, formado por castillo y ermita. El castillo de Fuentes, del que quedan en pie restos de muros y torres, es una construcción de los s.XIV-XV hecho de sillarejo, de torre circular en cada esquina y un muro uniendo cada torre. La ermita de Ntra. Sra. de las Fuentes, de planta rectangular y una sola nave, y ábside cubierto con cúpula de media naranja, fue restaurada sobre la antigua y desde los cimientos en 1668, y ha sufrido alguna reforma en el siglo actual.






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Puebla de Almenara


El centro del casco urbano de Puebla de Almenara forma un conjunto limitado por las calles Boello, San Juan, Empedrada y Marqués de la Iglesia, en forma de damero, con numerosos adarves. La regularidad de la traza y la edificación popular, así como la de alta cualificación (iglesia, arquitectura palacial doméstica, etc), hacen de esta población un ejemplo ambiental y tipológico interesante en su comarca.
La historia de Puebla de Almenara está ligada principalmente a su Castillo. Aunque el primer asentamiento de población se pueda datar por su castro ibero, no fue hasta 1332 en el que don Juan Manuel otorgó a Puebla de Almenara una carta que la eleva a la categoria de Villa.
En la Edad Media las tierras en las que se sitúa este municipio pertenecían a la encomienda de Villamayor de Santiago donde había una población llamada Almenara poblada ya en 1337, población que pasó al municipio de Puebla de Almenara al siglo siguiente. El municipio, en su actual situación, fue creado a mediados del siglo XIV dentro del señorío de Villena otorgándosele una carta puebla en 1370. Entre las condiciones impuestas por don Juan Manuel a sus habitantes estaba la de pagar, a parte del diezmo eclesiástico, un diezmo para el poseedor del señorío de su producción agraria anual.
A finales de ese siglo, hubo un levantamiento contra su señor Rodrigo de Cervera, al acumularse varios impuestos sobre la población, el pago del diezmo señorial, y el pago del diezmo eclesiástico, (aunque en algunos otros pueblos si fue suprimido), como consecuencia de esta presión fiscal, los habitantes del pueblo se levantaron contra su señor aprovechando el enfrentamiento entre el rey Enrique III y el marqués, el rey apoyo el levantamiento dado que había confirmado a través de una carta que eximia del pago del diezmo
Más adelante perteneció el municipio a la familia de los Mendoza, en concreto a Diego Hurtado de Mendoza.
Posteriormente perteneció a la princesa de Éboli, Ana de Mendoza y de la Cerda que lo heredÓ de su padre.
Sobre el Castillo hay que decir que es una fortificación construida entre los siglos XIV y XV en la sierra Jarameña sobre una anterior andalusí. Su construcción está atribuida a Juan de Zamora, porque en Íscar en la provincia de Valladolid realizó un castillo parecido. Sobre una de las torres del edificio, aparece un escudo de armas de la familia de los Mendoza.







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Segóbriga


Segóbriga es el más claro ejemplo de la progresión social y del desarrollo urbano en la Meseta sur en época romana. Citada en las fuentes antiguas en el marco de las guerras de los siglos II y I a.C. y definida por Plinio como extremo de la Celtiberia, las evidencias de su etapa prerromana son muy débiles y se reducen a algunos objetos descubiertos en contextos arqueológicos posteriores y a unas pocas monedas.
El Parque Arqueológico de Segóbriga es un importante yacimiento romano situado en torno al cerro llamado Cerro de Cabeza de Griego en la localidad de Saelices, muy cerca de Tarancón. Su estado de conservación es más que aceptable, en comparación con otros restos ubicados por la península, por lo que su visita se hace muy recomendable, ya que nos hará una idea de cómo se desarrollaba la vida cotidiana en una ciudad tan importante de la antigüedad.
El nombre de Segóbriga deriva de dos términos de origen celtíberico, lengua de la rama celta indoeuropea. El topónimo vendría del término Sego-, que significaría victoria (prefijo también presente en el nombre de las ciudades de Segovia, Segorbe, Segeda y Segontia), y del sufijo -briga, que significaría ciudad, fortaleza. Por lo que su traducción vendría a ser "Ciudad de la victoria" o "Ciudad victoriosa".
Las primeras noticias que se tienen de Segóbriga son del geógrafo griego Estrabón, que hace una referencia muy breve y poco precisa. Sólo indica que, en la región celtibérica, alrededor de Bílbilis y Segóbriga, combatieron Metelo y Sertorio. Por tanto, nos enmarca geográficamente la ciudad de Segóbriga: la sitúa en plena Celtiberia. Cabe destacar que esta antigua zona olcade fue arrasada en las Guerras de Sertorio y sustituida por la Segóbriga romana.
En el s. I Sexto Julio Frontino menciona en dos ocasiones a Segóbriga. En ellas describe el ataque realizado por el lusitano Viriato contra Segóbriga (año 146 a. C.) debido a su alianza con Roma durante la conquista de Hispania por parte de ésta.
Tras su conquista romana a principios del siglo II a. C., en las Guerras Celtíberas, Segóbriga debió de convertise en un oppidum o ciudad celtibérica. Tras las guerras de Sertorio, entre los años 80 y 72 a. C., pasó a ser el centro de toda esa parte de la Meseta, con el control de un amplio territorio.
La ciudad fue un importante centro de comunicaciones. incluso con emisión de su propia moneda.
A lo largo de los siglos I y II d.C. continuaron en la ciudad a buen ritmo las nuevas construcciones, con la edificación del teatro, anfiteatro, basílica, pórticos, termas, etc., que dieron a la ciudad un aspecto urbano similar al de cualquiera de los grandes centros de otros territorios.
Cabe destacar que se celebra un festival de Teatro Clásico, el cual es un buena propuesta abierta a los centros de enseñanza secundaria para vivir de cerca la cultura grecolatina, con sus representaciones al aire libre.
Una visita imprescindible.




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Uclés


Uclés es un pueblo pequeño de la provincia de Cuenca, de importancia histórica, desempeñando papeles destacados en diversos momentos.
No está clara la etimología de Uclés. Algunos historiadores mantienen que esta villa fue fundada por los olcades, que establecieron en ella una de sus principales ciudades a la que denominaron Hokulacum (como aparece en algunas monedas) y después Urcela y Urcesa. El ucleseño Pelayo Quintero Atauri lo deriva de Ocilis y Antonio Marqués de Faria de Oculis, haciendo referencia a los ojos o nacimiento del afluente del Río Bedija junto a Fuente Redonda. Los árabes la denominaron Uklis.
Destaca por un famoso castillo, situado en lo alto de un cerro, del que aún son visibles la torre albarrana, un lienzo de muralla y dos torreones, además de una puerta de acceso al recinto fortificado, el Arco de la Fuente. Fue construido a finales del siglo IX por al-Fath ben Musa ben Zennun y fue una importante e inexpugnable fortaleza musulmana. En el año 1157 pasó a manos de Alfonso VII, posteriormente a la Orden de San Juan y luego a la de Santiago. En el año 1528 el castillo fue destruido, y se construyó el monasterio de estilo herreriano
El conjunto urbano se organiza en torno a la Plaza Mayor y a pesar de la evolución negativa de los últimos dos siglos, aún conserva varios magníficos ejemplos arquitectónicos, incluido el Ayuntamiento, con fachada porticada. Pero el símbolo máximo de Uclés es la casa conventual de la Orden de Santiago, el monasterio:
Su construcción se inicia en 1529, durante el reinado de Carlos I, y finaliza en 1735, bajo el reinado de Felipe V. Se construye sobre parte de la antigua fortaleza árabe, todavía queda en él un lienzo de la antigua fortaleza. Para su construcción se utilizó piedra de Cabeza del Griego (Segóbriga), sobre todo en la fachada oriental. Durante la Guerra Civil Española fue hospital republicano y después convertido en cárcel, donde recientemente se exhumaron las fosas que contenían a más de 300 personas.
En Resumen, Uclés es un sitio que no se puede dejar de visitar






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